7 enero, 2021 Baterías de segunda vida / Noticias / Sobre nosotros 0 Comentarios

La reutilización de baterías de segunda vida es una actividad relativamente nueva. Ha ido ganando importancia y atención en los últimos años, a medida que se materializa la transición energética en la industria del transporte, pasando de los combustibles fósiles a la energía eléctrica. Sin embargo existen importantes dificultades que actúan de barreras para entrar en dicho negocio, por lo que sólo un puñado de empresas, en el mundo, se dedica a la reutilización de baterías de gran capacidad procedentes de vehículos eléctricos.

Los retos principales de trabajar con baterías de segunda vida son:

  • Determinar su estado de salud.
  • Predecir sus prestaciones y envejecimiento en el futuro.
  • En caso de trabajar a nivel de celda, gestionar los desequilibrios entre celdas.

En este artículo nos centraremos en el primer reto: determinar el estado de salud (SoH) de una batería. El SoH de una batería se calcula como el ratio entre la capacidad de la batería en ese momento y la capacidad original de la batería cuando fue fabricada. Su unidad es un porcentaje, de modo que este parámetro nos indica la parte de la capacidad original de la batería que todavía está disponible para ser utilizada.

Medir la capacidad de una batería es una tarea técnicamente sencilla y regulada por entidades internacionales como la Comisión Internacional Electroquímica (IEC). Sin embargo, las metodologías de testeo especificadas para determinar la capacidad de una batería son a menudo difíciles de industrializar. Condiciones ambientales muy controladas, largos tiempos de testeo y alto coste son impedimentos típicos de dichas técnicas.

Además, las baterías de segunda vida tienen particularidades que condicionan y limitan la efectividad de los procedimientos estándar, principalmente debido a las diferentes condiciones de vida que han sufrido en relación a su uso y almacenamiento. No es lo mismo una batería que fue utilizada durante 7 años en Arizona y se almacenó durante 3 años antes de ser reutilizada, que una batería que fue utilizada durante 5 años en Noruega y que se reutiliza tras 6 meses de almacenamiento, una vez retirada.

Por ello, en BeePlanet Factory tuvimos la necesidad de desarrollar una técnica propia y eficiente en recursos que pudiera determinar de forma precisa el SoH de baterías de segunda vida en un entorno industrial.

Nuestra metodología fue desarrollada de modo que dispone de una parte principal, común a todas las baterías con las que trabajamos, y una parte secundaria que es la que se particulariza para cada tipo de batería.

Esta metodología adaptativa ha demostrado ser óptima desde el punto de vista industrial, ya que nos aporta gran flexibilidad para trabajar con múltiples OEMs de forma más ágil y con mayor precisión en los resultados. Cuando comenzamos una colaboración con un nuevo OEM o con un nuevo tipo de batería, simplemente necesitamos dedicar ciertos recursos y tiempo para entender su comportamiento y modelar la parte secundaria de la metodología.

Por medio de esta técnica, somos capaces de clasificar las baterías de forma eficiente según su SoH. Dependiendo del resultado, decidimos si reciclarlas o incluirlas en nuestros productos, teniendo la certeza de que los productos BeeBattery siempre cuentan con altas prestaciones y cumplen con las condiciones de su garantía.

Carlos Larrea
Responsable de Ingeniería Eléctrica en BeePlanet Factory